Silencio, estamos rodando.

Suena el despertador y miro por la ventana, hace buen día y el sol comienza a despuntar por  el  horizonte con inexorable lentitud. Conecto mi teléfono móvil, me aseo y desayuno, esta mañana estoy excitado ¿la razón’? tenemos jornada de rodaje por delante.

Ultimo repaso visual del material de filmación que oportunamente hemos preparado la noche anterior. Las cámaras,  focos,  accesorios de sonido encuentran su lugar en el apretado maletero de mi vehículo. Me llegan mensajes tranquilizadores de los actores convocados para la escena que intentaremos  grabar hoy, todos están de camino  y llegaran a la estación de tren (punto de reunión) a la hora prevista.

La diez en punto y estamos todos, estoy contento pues nadie nos ha dejado tirado, saludos y abrazos  rápidos, actores y cuerpo técnico nos dirigimos al lugar de rodaje, una finca a unos cuantos kilómetros  en la montaña.

Hoy vamos a rodar una escena grupal con la participación de 5 actores, parte de ella se desarrolla en el exterior y otra parte en el interior, mientras los chicos toman un café, el resto del equipo vamos preparando los focos y haciendo comprobaciones de cámara y sonido.

Realmente tenemos claro que queremos conseguir en este rodaje, nuestra intención es inmiscuirnos en  las acciones sexuales de nuestros actores lo menos posible buscando ante todo que el deseo y la pasión prevalezcan sobre las imágenes si es necesario. Los chicos no necesitan demasiadas pautas, ya nos conocemos de otros rodajes y entienden a la perfección nuestro estilo de trabajo por lo que después de un estridente “acción” la cámara comienza voraz a devorar metros de película.

Poco a poco y a medida que pasan los minutos la intensidad de la escena va aumentando, los miembros afloran en todo su esplendor, desafiantes, viriles, las bocas los  buscan sin prisa pero sin pausa. Todos con todos, el sexo por el sexo, dar y recibir placer es la única consigna. Para mis adentros sonrió, ya no doy  apenas indicaciones, la pasión se desboca sin remedio, las felaciones han dado paso a profundas penetraciones, ya no hay remedio.

Llevamos cuarenta y cinco minutos  y la escena se acerca a su fin, unas breves indicaciones y llegara lo que todos esperamos. Los primeros jadeos nos preparan para lo inevitable y un borbotón de esperma blanco surge de cada uno de los miembros de nuestros  protagonistas, la cámara no pierde detalle, bocas abiertas, pieles mojadas, caras de placer.

Estamos contentos, hemos conseguido lo que habíamos previsto, trasmitir la intensidad y el deseo de esa casi una hora de desenfreno entre cinco tíos que ahora sudorosos  todavía tienen energías para hacerse las fotos de rigor con el director y algunos de los ayudantes, risas compartidas  pues simulamos que todos participamos en otra intensa orgia de cuerpos y deseo, nada que ver con lo que antes hemos podido vivir………….